Una tarde, la mamá de Caperucita le dijo a la niña: “Tu abuelita está enferma, así que le he preparado una deliciosa torta de chocolate, para que le levante el ánimo. Llévasela y pregúntale si necesita algo más”.
La niña aceptó el encargo, pues quería mucho a su abuelita. Ella vivía al otro lado del bosque, en una pequeña cabaña de madera.
Su mamá le advirtió: “No te distraigas en el bosque, pues se hará tarde y puede ser peligroso. No hables con extraños y vuelve antes del atardecer”.
Caperucita tomó la cesta con el pastel y se dirigió hacia el bosque.